Ferus

Por: Iván Velásquez

¡Presentamos la segunda de las reseñas ganadoras!

Ocho más uno de escritor Álvaro Bautista Cabrera

Los caballos son nada menos que un trozo de la naturaleza cedida en un acto benevolente a la especie del usurpador, que es nuestra especie; el gesto de su poder transmutado en un verbo relinchante. Resultan ser el espíritu emergido, brioso e indetenible, tras un conjuro de aire y fuego recitado entre los pastizales de la planicie. Una calamidad sin herrajes; la carne del viento domeñada. Desde el extinto “Tarpán” (Equus ferus ferus), pasando por el rechoncho pero resistente “Takhi” (Equus ferus przewalskii), hasta llegar al amistoso, pero no menos poderoso caballo moderno (Equus ferus caballus), el término general para describir la naturaleza extrahumana de los equinos, sin importar cuánto hayamos dispuesto para su doma a través de los milenios, es Ferus (Salvaje). Para nosotros, aquella relación que trasciende lo hípico, es siempre de carácter salvaje y está grabada en las circunstancias de la sangre que ha sentido las sacudidas del galope durante más de cinco milenios.

Un imaginario que retorna galopante entre las estaciones de autobús, como un epítome de la locura que se anuncia. Tres sombras justicieras, hijas de Arión, abriéndose paso entre la noche para sumergirse en la “Boca del diablo” con sus cascos ensangrentados y sus jinetes dispuestos a un todo vengador. Un Incitatus, resplandeciente y monstruoso, que ha allanado la sala y exigido vino a una familia devota. Un comensal exigente, desdeñoso, ávido del maná dulzón que extrae de la carne fresca de los potros; su ejército de belfos soldados cuya misión es repoblar la tierra. Un hombre amnésico a quien solamente su caballo conoce realmente, deambula en búsqueda de su identidad, obteniendo en la empresa nada más que frutos desgraciados, amargas drupas que comparte con su compañero, a quien bien podríamos llamar Marengo, Bucéfalo, Sleipnir U Othar, pero cuyo nombre presunto no es otro que el alegre Tobias. Este compendio de imágenes, de tintes inmerecidamente poéticos, pretende ofrecer una mirada aproximada a aquello que podremos encontrar el interior de los cuentos de Álvaro Bautista-Cabrera en esta obra titulada 8+1, en donde la manifestación poderosa de lo salvaje, tanto en la presencia azarosa de los acontecimientos circundantes, como en los recónditos espacios de nuestros corazones, vengativos, curiosos e impredecibles, juega un papel primordial en la conexión innegable que existe entre los hombres y las cosas salvajes.