Como una cucharada de dulce con tres gotas de veneno.

Por: Jorge Echeverry*

Luis Alfonso Miranda Echeverry nació en la tarde-noche del 6 de enero de 1981. Registran como progenitores: Jose Carlos Miranda Veitia, docente de Bioquímica en la Universidad Nacional de Colombia y Consuelo Echeverri Ramírez, docente e informática en el magisteriola flor que no cabe en los poemas. Luis nació muerto y prematuro. Todos estaban muy tristes. Por sabia fortuna de la impetuosa vida la obstrucción causada por el líquido amniótico que había tragado accidentalmente el rebelde neonato, iba cediendo poco a poco y por fin, aunque de manera muy tortuosa, logró oler la rara atmósfera ciber punk de los años ochenta ya por la madrugada del siete de enero de 1981. 

Dicho acontecimiento unió a la familia. La pericia del pediatra y varias cadenas de oración lograron la recuperación en un trece por ciento del casi feto más valiente, nacido dos veces, en la sala de partos de la clínica. Por lo demás, aquel seis de enero había llovido copiosamente y varios accidentes de tránsito se registraron en el perímetro urbano de La villa de las palmas; se reglamentó la jornada laboral de ocho horas para los trabajadores colombianos y al final del día, nadie había ganado la batalla. Ni siquiera Luis.

Al final de la semana, la cadena de oración de las tías beatas y algún conjuro médico hizo el milagro. De niño inventó excusas para desescolarizarse tan pronto le sentaban en la mesa cuadrada del kínder. El asma, el miedo, la distancia, el calor de su madre. La mitomanía le permitió conseguir desde amigos hasta amores imposibles que llegaban a buen término porque él mismo se escribía las cartas que supuestamente diversas amadas le enviaban, acusadas por el hastío de la ausencia y la imposibilidad del amor.

En la adolescencia logró aprovechar sus dotes narrativas, contando las vivencias del corte vacacional de mitad de año a compañeros de colegio y a vecinos de cuadra, quienes escuchaban deslumbrados las disparatadas anécdotas, permitiéndole llegar a la orilla de la popularidad, estatus muy importante en cualquier ámbito educativo. Anécdotas vividas junto a primos y amigos, llenas de aventuras eróticas, búsquedas del tesoro en la oscuridad y los deseos furtivos de un púber que se consideraba el fracaso más rotundo del amor y el huérfano más sufrido de la empatía.

Este gusto por las historias fantásticas le llevó a invocar el embrujo del espíritu creativo, al que sumó el juicio de artesano que nunca le abandonó desde los catorce años. Decidió armar una banda de rock y hacerse escritor. Desde entonces, en incipientes ejercicios narrativos, comenzó a darle carne a las fijaciones estéticas presentes en su obra. En la forma:los distintos géneros literarios. En el fondo: El amor, el destino del hombre moderno, la ciudad.  

Estudió matemática en la Universidad del Valle con la idea de pasarse luego a una ingeniería que le proporcionara la vida material estable que todos le decían que debía tener; pero lo deslumbró la teoría de conjuntos y por unos años contempló la posibilidad de volverse un genio de la matemática, cosa que dejó inconclusa. Por culpa de un primo suyo que estudiaba literatura supo que ni en la producción literaria ni en ningún arte estaba todo inventado, o sí, pero que dependía de su destreza para construir lo nuevo. Entonces, como había dejado atrás su sueño de estrella de Rock, y no el de ser escritor, se puso a leer y volviéndose adicto a la soledad y a la conjetura, terminó matriculado en la misma carrera de su primo: La intrigante carrera de Licenciatura en Literatura de la Universidad del Valle. 

Ahí llegaron nuevos amigos y nuevos amores. Comenzó a escribir regularmente artículos para el semanario universitario La Palabra, editado por la casa editorial de la universidad. Conformó, junto a Freya Liv Quintana, Andrés Castro, Gustavo Bueno y Jorge Echeverri el taller literario El Juguete Rabioso, en el año 2003, con citas obligadas cada sábado para compartir los textos escritos entre semana o lecturas influyentes que caían en manos de los prospectos de escritores que eran. Dicho ejercicio aportó más al juicio del pensador esteta y almalabar del bohemio con premisas sin respuestas, que a la realidad del escritor multi publicado y vendido por las  editoriales del mundo. 

Después vinieron los grados consecutivos, los sueños de crecer intelectualmente en otros países, las trampas de la vida cotidiana: novia, compañera, carrera, trabajo, la topa tolondra, muerte súbita: tipillos del montón. 

Luis nació muerto y prematuro. Su literatura no. En el marco de la Feria Internacional del libro de Cali de 2019, se lanza su primer libro de cuentos Una cucharada de dulce con tres gotas de veneno financiado por la Beca de Estímulos culturales de la Secretaría de Cultura de Cali. Dicha publicación está a cargo otra vez de la editorial Ediciones El Silencio, que ha creído firmemente en el talento de los nuevos escritores vallecaucanos.

Su primer libro es un conjunto de relatos que presenta el crisol de la cultura que nos cobija, nos persiste y nos resiste. Nos amolda. Nos mezcla y nos diferencia, componiéndonos en la amalgama de la cosmogonía indígena, la física cuántica, nuestra pésima educación sentimental y la cotidianidad que embrutece.  El contexto: Palmira de los noventa, llena de escondrijos contraculturales. Los personajes: Ray Andretti, la traviesa Cristina, Bing y Margarita habitan a simple vista una ciudad decadente y mojigata, pero que al vestirse de noche, vuelve a ser aquella del vino barato en la que se hace equilibrio sobre los rieles oxidados de la antigua gloria azucarera. 

Su segundo libro, bajo el mismo sello editorial, se presentó en la más reciente versión de la Feria Internacional del Libro de Bogotá de 2023, una novela juvenil ilustrada titulada Lunares una narración cyber punk escrita en tiempo futuro sobre el viaje de una niña por encontrar los verdaderos nombres de los espantos como la Tunda o la Patasola, en una Colombia post apocalíptica.*Jorge Mario Echeverry: Licenciado en literatura de la Universidad del Valle. Docente de español en colegios de Cali. Escritor por convicción. Su cuento Las alas del ángel es parte de Voces. Antología de escritores contemporáneos del Valle del Cauca. (Ediciones El Silencio, 2018)

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